¿Cómo elevar el nivel de grasas? Alimentos ricos en triglicéridos
La hipotrigliceridemia: bajos niveles de triglicéridos en sangre, ¿cómo combatirla a través de la dieta y los hábitos saludables? ¡Te los explicamos paso a paso en la GUIA DEFINITIVA!
Cuando se habla de triglicéridos, lo que más preocupa es un exceso de estas grasas en sangre, pues esta circunstancia está asociada a riesgos cardiovasculares o la posibilidad de sufrir enfermedades graves.
Los triglicéridos, que son grasas que se almacenan en los tejidos, tienen por función ser metabolizados en situaciones de urgencia para proporcionar energía a todas las partes del cuerpo excepto al cerebro.
Junto con el colesterol, los triglicéridos adquieren cada vez más relevancia, pues mucha gente se preocupa por controlar sus niveles en sangre. Sin embargo, no todo el mundo sabe que justo la situación contraria, un nivel de triglicéridos bajos o fuera del rango de normalidad, tampoco son deseables, y pueden ser una muestra de padecer alguna enfermedad grave.
Hablamos de...
¿Cuándo se habla de niveles de bajos de triglicéridos en sangre?
Si el exceso de estas grasas en sangre se conoce como hipertrigliceridemia, la situación contraria, un nivel bajo de triglicéridos, recibe el nombre de hipotrigliceridemia.
Niveles ligeramente bajos
Por norma general, se establece que un rango entre 50 y 150 mg/dl de sangre de estas grasas son valores normales, por lo tanto no son preocupantes. Tanto por encima como por debajo de estos límites, se habla de niveles ligeramente peligrosos.
Así, valores entre 150 y 200 mg/dl de sangre son niveles ligeramente altos, y una concentración entre 50-35 mg/dl es un nivel ligeramente bajo. En ambos casos se trata de situaciones que se pueden reconducir de manera sencilla, principalmente con hábitos dietéticos más saludables y equilibrados.
Niveles moderadamente bajos
Un nivel más preocupante es tener una concentración en el organismo inferior a los 35 mg/dl de sangre. En estos casos, se deben estudiar las causas que producen este déficit, pero generalmente una dieta con poco consumo de grasas, trastornos alimentarias como la anorexia o problemas de absorción intestinal (enfermedad celíaca), pueden ocasionar estos niveles.
El hipertiroidismo es el funcionamiento acelerado de la glándula tiroides, responsable de las hormonas T3 y T4, que regulan el metabolismo corporal. Cuando los niveles de estas hormonas son altos, las consecuencias son: aceleración del ritmo cardíaco, nerviosismo, gasto energético alto y pérdida acelerada de peso.
Niveles excesivamente bajos
Cuando la concentración en sangre de estas grasas es inferior a los 10 mg/dl, esto muestra la existencia de un problema de salud que puede ser muy grave.
Síntomas de la reducción de grasas en sangre
A diferencia de los triglicéridos altos, un nivel de triglicéridos bajos no muestra síntomas muy evidentes. Es decir, se trata de una afección asintomática en la mayoría de los casos.
No obstante, si bien los síntomas de la hipotrigliceridemia no son muy comunes, el más evidente es la pérdida de masa muscular. Es el síntoma más claro, y se debe a que al no tener triglicéridos, el cuerpo utiliza las reservas que tiene, de peor calidad en cuanto a nivel de energía, y esto hace que la masa muscular disminuya.
Un tercer síntoma que puede asociarse a un nivel bajo de triglicéridos es un trastorno neurológico, que incluye inflamación de la retina y mala absorción de los lípidos. Esto se debe principalmente a una ingesta insuficiente de alimentos ricos en grasas.
Una dieta equilibrada, la mejor solución para elevar el nivel de grasas
Si los índices de triglicéridos son excesivamente bajos, lo primero que se debe hacer es visitar a un especialista médico y atender sus indicaciones. No obstante, si la hipotrigliceridemia solo es ligera, una buena dinámica para recuperar los niveles normales de estas grasas es cuidar la alimentación.
Consejos para subir los triglicéridos
Comer cinco veces al día
Esta es una máxima de los nutricionistas. Al habituar al organismo a cinco comidas diarias, el aporte energético de los alimentos en el organismo se reparte de manera correcta.
Aumentar la ingesta de pescados azules
Los especialistas recomiendan tomar pescado al menos dos veces en semana. Los pescados azules, por su alto contenido en omega 3, una grasa saludable, están especialmente indicados. Las grasas omega 3 las encontramos en el atún, las anchoas, las sardinas o la caballa.
Carne blanca
Todas las carnes contienen un importante contenido en grasas, pero la carne blanca es preferible a la carne roja, pues si bien ambas son alimentos ricos en triglicéridos, las carnes blancas no inducen una elevación del colesterol.
Frutos secos
Los frutos secos son imprescindibles en cualquier tipo de dieta. Su contenido en grasas saludables es muy elevado. Se puede optar por cualquier fruto: nueces, almendras, avellanas, pistachos, anacardos… pero optando por su versión cruda o sin sal.
Cereales y legumbres
En una cantidad de tres veces por semana. Estos alimentos aportan mucha proteína vegetal y fibra. Están especialmente indicados para las personas que siguen una dieta vegetariana, para sustituir la proteína animal.
Consumir lácteos, pero en formato desnatado
Como ocurre con la carne blanca y la carne roja, los lácteos también son alimentos indicados para elevar el nivel de grasas, siempre que se tomen en su versión desnatada.
Hidratos de carbono integrales
Arroz, pasta, pan, dulces, cereales… para elevar el nivel de grasas en el organismo hay que tomar alimentos ricos en azúcares, pero cambiar los productos ricos en azúcares y grasas trans por sus versiones integrales.
El alcohol, que contiene una elevada cantidad de azúcares, no está indicado como remedio para elevarlos, pues puede aumentar su nivel de forma acelerada y producir daños en este órgano
La actividad física para elevar el nivel de grasas en sangre
Para aumentar los niveles de triglicéridos es importante adquirir hábitos alimenticios saludables, pero también incorporar la actividad física regular, pues para mejorar el estado de salud es imprescindible estar oxigenados, activos y flexibles.
Por tanto, son aconsejables actividades físicas diarias o recurrentes de duración corta o media y de intensidad ligera, donde lo que se quema son los hidratos de carbono y no entran en juego las reservas de grasas.
Si el ejercicio es muy prolongado, el organismo tira de las reservas de grasa. Esto causa que los niveles desciendan de forma importante tras un ejercicio físico de larga duración.
