Tanto si estás preparándote para tu siguiente carrera como si sales a correr ocasionalmente, al finalizar el entreno puedes toparte con uno de los grandes contratiempos del running: las piernas cansadas o cargadas. Y es que sin darte cuenta, a medida que avanzas en tu plan de entrenamiento, los kilómetros recorridos van acumulándose en tus piernas, provocando que estas acaben cargándose de tal manera que cada día se te hace más difícil poder seguir con el programa que tenías previsto.
Debes tener en cuenta que sentir las piernas cargadas se trata de algo completamente normal, sobre todo si estás llevando a cabo rutinas de entrenamiento muy exigentes, como por ejemplo la preparación para una media maratón o una maratón. En estos casos, se pueden llegar a correr hasta 50 km semanales, una carga considerable para las piernas y el cuerpo en general.
En este sentido pues, queremos decirte que un dolor y pesadez de piernas ocasional no es algo extraordinario. No obstante, si haces la vista gorda y lo dejas pasar, estas pequeñas dolencias pueden llegar a molestarte tanto que estarás obligado a iniciar un largo tratamiento y, en consecuencia, abandonar temporalmente la práctica deportiva.
Si no quieres llegar a estos extremos, te aconsejamos a que nos dediques unos minutos, puesto que te explicaremos cómo minimizar el problema de las piernas cargadas y cansadas a través de una serie de buenas prácticas antes, durante y después del entreno y en tu día a día en general. No obstante, antes de adentrarnos y profundizar en la materia es importante que conozcas sus síntomas y sus causas. ¡Te lo explicamos todo!
Síntomas piernas cargadas
El cansancio y la pesadez de piernas es el síntoma más común. Cuando se presenta, el individuo tiene una sensación de debilidad muscular y pérdida de fuerza en la que apenas es capaz de caminar. No obstante, dicha pesadez no suele manifestare sola, sino que también puede ir acompañada de:
Cuando este conjunto de síntomas característicos se presentan a la vez, entonces se habla de la síndrome de piernas cargadas. Esta es definida como una enfermedad vascular que cursa con hinchazón y pesadez en las piernas, produciéndose una filtración de líquidos en los tejidos a consecuencia de la dilatación de la venas. Si esta se prolonga en el tiempo, se favorece la aparición de varices.
En referencia a las varices, hay quienes argumentan que para hablar de piernas cansadas tiene que haber la presencia de varices. De esta manera, cuanta más sintomatología muestre el individuo más varices tendrá. Nada más lejos de la realidad, ya que muchos de los síntomas pueden aparecer sin que el corredor tenga varices.
Lo que sí sucede y es muy característico, es que los síntomas mejoran cuando se está tumbado o hace frío y empeoran cuando hace calor o se está de pie.
¿Cuáles son las principales causas de las piernas cansadas?
Cuando se habla de piernas cargadas, y tal y como sucede en muchas dolencias, es muy complicado establecer una relación causa-efecto, ya que hay un amplio abanico de factores implicados. Sin embargo, en el caso de las piernas cansadas y doloridas se sabe que el sobreentrenamiento es uno de los principales desencadenantes.
A esto le tenemos que sumar que muchas veces los corredores se saltan pasos tan importantes como los estiramientos, el calentamiento o los ejercicios de fortalecimiento. Entonces, no resulta extraño que un alto porcentaje de runners lleguen a padecer esta afectación tan común.
Ahora bien, como acabamos de mencionar, hay una gran variedad de factores que aumentan la probabilidad de sufrir piernas cansadas y, por tanto, no sería correcto echarle toda la culpa al hecho de correr inadecuadamente. Así pues, hay que tener en cuenta algunas de las siguientes causas:
- Profesiones de riesgo: Puestos laborales en los que el individuo se pasa la mayor parte del día de pie, como los operarios de obra. Los trabajadores suelen sobrecargar diferentes partes del cuerpo, entre ellas las piernas.
- Vida sedentaria: El sedentarismo favorece el cansancio y la desidia.
- Sobrepeso: El exceso de kilos está íntimamente relacionado con la pérdida de agilidad y aumenta la sensación de agotamiento.
- Malos hábitos de alimentación: Pobre consumo de proteínas. Estas son necesarias para un buen funcionamiento del sistema venoso.
- Edad y sexo: La afectación tiene más posibilidades de presentarse en las mujeres y en los individuos de edad avanzada.
- Bajos niveles de potasio. El potasio es imprescindible para mantener el equilibrio hídrico y estabilizar la presión sanguínea.
- Altas temperaturas: El calor del verano o el hecho de estar expuesto a sitios con una temperatura elevada provocan una dilatación de las venas y la aparición de varices.
- Traumatismos: Afectaciones en los músculos, tendones o ligamentos de las piernas.
- Defectos congénitos: Deformaciones estructurales en las piernas pueden incrementar la probabilidad de la afectación.
- Multiparidad: En mujeres que han tenido más de un hijo. Los cambios hormonales que se dan en algunas etapas de la mujer también se han relacionado con las piernas cansadas.
- Infecciones víricas y bacterianas: Muchos virus y bacterias están relacionados con síntomas de debilidad muscular. En estos casos se suele hablar de una afectación temporal que desaparece a los pocos días.
- Ansiedad y depresión: Los individuos afectados por estos trastornos también pueden presentar algunos de los síntomas típicos de las piernas pesadas.
Se puede concluir que el hecho de sentir tus piernas cansadas y cargadas se debe principalmente por entrenar de manera incorrecta y por la alta incidencia de los factores genéticos. Sin embargo, no se pueden despreciar el resto de factores, puesto que también juegan un papel destacable. Es decir, si tienes ansiedad o trabajas de pie todo el día, incluso haciendo las cosas bien cuando sales a correr puedes sufrir este molesto trastorno.
Los 17 Consejos indispensables para disminuir el riesgo de piernas cansadas
Ahora que ya conoces en qué situaciones hay una mayor probabilidad de que se produzca el trastorno y sabes cómo se empieza a manifestar en tu organismo, es hora de centrarse en la prevención. Independientemente de que tengas predisposición genética o no, el objetivo es que puedas anticiparte a los síntomas de las piernas cargadas.
Para ello, si eres un corredor empedernido de grandes distancias, te recomendamos que te quedes con nosotros, pues te detallaremos todas las pautas a seguir tanto en tus entrenamientos como en tu vida diaria.
Las pautas a seguir en el entrenamiento las hemos dividido en tres fases: antes, durante y después. Y es que como probablemente ya sabrás, la preparación previa y la recuperación posterior son tremendamente importantes para prevenir cualquier dolencia o lesión.
Antes de correr
1 – Hidrátate bien antes de entrenar
Los músculos requieren de una buena hidratación. En caso de no hidratarse, los músculos se fatigarán más fácilmente. Teniendo en cuenta que las extremidades inferiores son las que más trabajan mientras corremos, si estas no disponen de suficiente líquido aparecerán los primeros síntomas de piernas cansadas. Para hidratarte tienes dos opciones: el agua y las bebidas ricas en electrolitos.
Cuando se habla de agua, seguramente ya conoces de sobras los múltiples beneficios que aporta esta sustancia. Por este motivo, es la primera elección entre los corredores. Y es que el cuerpo humano, que está constituido entre un 55% y un 78% de agua, necesita mantener un balance hídrico. Toda la agua que se pierde a través del sudor, la orina o las heces necesita ser recuperada a través de su consumo.
Por otro lado, cada vez son más los fabricantes que optan por comercializar bebidas ricas en electrolitos. Estos micronutrientes participan en la conducción nerviosa facilitando la contracción muscular y también ayudan a metabolizar el glucógeno, indispensable para generar la energía que los músculos necesitan para correr. Algunos de los electrolitos más importantes son el sodio (Na), el calcio (Ca) o el potasio (K), entre otros.
Lo que sí te recomendamos es que acudas a un nutricionista o preparador personal para que te asesore acerca de la cantidad y tipo de electrolitos que tienes que consumir en relación con tu plan de entrenamiento. El requerimiento energético no es el mismo cuando se corre para adelgazar que cuando se está preparando una maratón.
2 – Consume hidratos de bajo índice glucémico
Si no quieres que tus músculos se queden sin energía durante el transcurso del entreno y que aparezcan los primeros signos de piernas cansadas, antes de salir a correr te aconsejamos el consumo de alimentos que contengan carbohidratos de adsorción lenta o bajo índice glucémico. Entre los alimentos que contienen este tipo de hidratos de carbono encontramos la pasta, los cereales o los legumbres. Por otra parte, si quieres un menor índice glucémico puedes optar por los alimentos con poca fibra o integrales.
Gracias a estos, lograrás que tu organismo genere energía durante las 2-3 horas posteriores a su consumo y que se libere insulina de una forma más progresiva. Como resultado, el pico de azúcar en sangre no será tan pronunciado.
3 – Haz un calentamiento completo
Si eres un acérrimo seguidor de nuestros artículos de running, con toda probabilidad habrás leído unas cuantas veces que realizar un correcto calentamiento previene futuras dolencias y lesiones. Por lo tanto, si quieres minimizar las piernas cansadas y pesadas sabrás perfectamente que no puedes omitir el calentamiento.
Te recordamos que algunos de los ejercicios que puedes hacer en el calentamiento son: la activación, los estiramientos, la movilidad articular, los ejercicios de fortalecimiento, los ejercicios técnicos o el trote suave. Haciéndolo correctamente te aumentará la circulación sanguínea y te llegarán más nutrientes a los músculos. De esta manera, tendrás tus músculos más preparados y retardarás la aparición de fatiga.
Durante el entrenamiento
4 – Evita las superfícies duras y cuestas prolongadas
Correr continuamente sobre terrenos duros como el asfalto, donde el impacto en los músculos y las articulaciones es mucho mayor, favorece que las piernas se carguen durante el entrenamiento. Por esta razón, corre también en otras superfícies más blandas como la arena, pistas de tierra o el césped.
Asimismo, cuando planifiques el recorrido de tu sesión de entreno, intenta elegir circuitos donde no haya muchas subidas, pues músculos como los cuádriceps o los gemelos se cargarán más fácilmente. Por otro lado, en las cuestas abajo también deberás tener cuidado y controlar tu velocidad. Si te dejas caer, una vez llegues a bajo tendrás que pararte en seco y algunos músculos de las piernas también sufrirán consecuencias.
5 – Controla tu zancada
Uno de los parámetros más olvidados en cualquier corredor es la frecuencia de zancada. Esta consiste en el número de pasos que se dan por minuto. Y es que muchas veces, con el afán de querer superarnos cada vez que salimos a correr, tendemos a realizar zancadas demasiado amplias, donde los impactos son más intensos y los músculos se someten a una mayor fuerza.
Si quieres evitar que tus piernas se cansen antes de tiempo, prueba en acortar las zancadas. Se toma como valor de referencia unos 180 pasos por minuto. Al principio quizá se te hará raro, como si estuvieras dando más pasos de los necesarios, pero solo es cuestión de acostumbrarse. Ahora bien, no te obsesiones con contarlos contínuamente, con que lo hagas las primeras veces será suficiente.
Una vez lo consigas, todo serán ventajas. Al ser zancadas de menos longitud, la fuerza de apoyo que realizarán los músculos y articulaciones será menor, retrasando la aparición de fatiga y previniendo las piernas cansadas.
Asimismo, acortando la zancada, también mejorarás tu técnica de carrera, dado que tus pies caerán debajo el centro de gravedad, es decir, la zona que se sitúa debajo de la cadera. Si la frecuencia de zancada es demasiada alta, un error muy habitual en los corredores menos expertos, el apoyo caerá delante del centro de gravedad y consumirás mucha más energía en cada paso.
6 – Elige un calzado con buena amortiguación
¿Eres de los que se pone el primer par de bambas que encuentras en el armario cuando vas a correr? Si la respuesta es que sí, puedes estar cometiendo un grave error y no saberlo. Si el running es una de tus actividades habituales deberías calzar zapatillas ligeras y con una buena amortiguación, que te ayudarán a reducir el impacto de tus zancadas y te permitirán un aterrizaje menos violento de tus pies.
Al elegir tu modelo de zapatillas, deja media pulgada (unos 1.5 cm aproximadamente) entre el dedo gordo y la punta del zapato y cerciórate de que puedes mover los dedos de tus pies sin sentir presión. Después, dobla el zapato y verifica que no sea demasiado flexible, dado que si lo es tu pie no tendrá el suficiente apoyo. Te recomendamos que visites un profesional para que te ayude a escoger tu modelo.
Por otra parte, el calzado debe ser cambiado cada 500-800km. Por ejemplo, si corres entre 15 y 20 km semanales, necesitarías cambiarlo una vez al año. Para saber si tienes que jubilar tus actuales zapatillas, no caigas en el error de observar la suela de los zapatos, sino que debes prestar atención a la mediasuela, que es la parte de la zapatilla que queda entre el pie y el suelo, exceptuando la suela y la plantilla.
7 – Viste calcetines de compresión
Aunque parezca un detalle sin importancia, la elección de unos buenos calcetines previene las piernas cansadas y doloridas. Para ello, existen los calcetines de compresión, hechos a partir de tejidos transpirables. Estos realizan una compresión gradual, más intensa en la zona distal de las piernas y a partir de aquí disminuye de manera progresiva.
Muchos estudios han llegado a la conclusión de que estos calcetines aumentan la circulación de la sangre y ayudan a combatir la formación de coágulos de sangre, tal y como sucede con las varices, uno de los principales síntomas de la pesadez de piernas. Además, los corredores que los visten tienen la capacidad de resistir durante más tiempo un esfuerzo antes de que aparezca la fatiga.
8 – Para gradualmente de correr
No son pocas las veces que salimos a entrenar apurados de tiempo y al acabar la sesión nos vamos a casa directamente, parando de correr en seco. Un error imperdonable. ¿Pero realmente sabemos por qué es incorrecto proceder de esta manera? La respuesta la encontramos en los metabolitos generados tras una actividad física severa, ya que estos se quedan en el músculo y nos martirizan con dolor de piernas y cansancio.
Para librarse del efecto de estos metabolitos, un poco de trote suave y estiramientos (te hablaremos de estos en el siguiente punto) son la mejor solución. Si tu excusa es el tiempo, solo necesitarás 5-10 minutos para llevarlo a cabo, nada que no puedas permitirte.
Después de correr
9 – Estira al terminar tu entrenamiento
¿Recuerdas cuando te hablamos de los estiramientos después de correr? Si seguiste nuestras recomendaciones, probablemente hayas encontrado un hueco en tu rutina de entrenamiento para hacer este tipo de ejercicios y, a raíz de ello, hayas notado una notoria mejoría en la recuperación de tus músculos y articulaciones.
Por este motivo, en Mindfit.club te recordamos una vez más la necesidad de realizar los estiramientos al finalizar tus entrenamientos. Cuando se trata de prevenir futuras lesiones y dolencias, como la síndrome de piernas cansadas, nunca es tarde para cambiar tus hábitos. Gracias a los estiramientos del tren inferior, se reducirán las tensiones en los músculos y tendones de tus piernas y conseguirás una mayor flexibilidad en estas.
10 – Hazte un baño de contraste
Para reactivar la circulación sanguínea en tus piernas y acelerar los procesos de regeneración celular, te aconsejamos los baños de contraste frío-calor. En estos, deberás alternar agua fría con agua templada y terminar siempre con agua fría. Empieza por los tobillos y ves subiendo hasta que llegues a la rodilla. Si no quieres que aparezcan los primeros síntomas de piernas cansadas, tiene que ser lo primero que hagas cuando llegues a casa después de correr.
Evidentemente, evita las altas temperaturas de las saunas o los baños turcos, ya que estimulan la vasodilatación de las venas y, como resultado, se aceleran todos los síntomas de piernas cargadas. Aunque la sensación de este tipo de baños suele ser placentera, está totalmente contraindicado para aquellos corredores con una importante carga de kilómetros en sus piernas.
11 – Masajea tus piernas
Para reactivar la circulación sanguínea y prevenir cualquier rastro de pesadez en las piernas, además de los baños de contraste, muchos fisioterapeutas recomiendan los masajes con cremas para piernas cansadas. Se trata de geles con efecto frío, que se deben poner en la nevera 30 minutos antes de su aplicación para obtener su máxima eficacia.
En el mercado encontrarás una gran variedad de cremas para piernas hinchadas y cansadas y con un amplio rango de precios. Nuestra experiencia con diferentes productos nos dice que no es necesario gastarse una fortuna para tener al abasto una fórmula eficaz.
En este sentido, te animamos a que pruebes la crema natural honey piernas cansadas. Su relación calidad-precio es prácticamente insuperable, puesto que sus efectos se aprecian en apenas 12-24 horas, con una sensación de alivio en las piernas más que palpable. Si estás interesado, te dejamos abajo un enlace para que le eches un vistazo al formato de 400ml.
Aparte de los geles fríos, se ha demostrado una alta eficacia en la utilización de vendas frías (empapadas de hielo y algunos productos naturales) y en la aplicación de algunas cremas hidratantes y aceites antiinflamatorios.
12 – Duerme con las piernas inclinadas hacia arriba
Por último, pero no menos importante, los días que hagas ejercicio se aconseja dormir con una ligera inclinación de piernas, especialmente si empiezas a percibir los primeros signos de piernas cargadas. Para ello, coloca un cojín o almohada en tu colchón a una altura de 10 a 20 cm. Desde esta posición se acelerará el retorno venoso y te recuperarás más rápidamente y mejor.
Hábitos diarios
13 – Fortalece los músculos en el gimnasio
Independientemente del tipo de corredor que seas, deberías incluir ejercicios de piernas para fortalecerlas. Unas piernas entrenadas y fuertes están más protegidas frente a los impactos que se generan al correr y sufren un menor número de microrroturas fibrilares. El resultado se traducirá en una importante disminución de la pesadez y la fatiga.
Si tu tiempo y tu economía te permiten ir al gimnasio, es aconsejable hacer un entreno de fortalecimiento un día a la semana como mínimo. Estos entrenamientos suelen estar planteados en forma de circuito de fuerza, donde se trabaja intensamente gran parte de los músculos de todo el cuerpo, entre ellos los principales de las piernas.
14 – Sigue una alimentación equilibrada
Al principio del artículo te hemos hablado de la obesidad como una de las principales causas de aparición de piernas cansadas. La poca agilidad y la sensación de fatiga permanente son algunas de las consecuencias derivadas del exceso de peso. Así pues, todo corredor tiene que ser consciente de que una buena alimentación siempre debe formar parte de cualquier plan de preparación.
Aparte de las directrices básicas de cualquier dieta para hacer deporte (pocas grasas y azúcares, prioridad a carbohidratos y proteínas…) es importante que tengas en cuenta qué alimentos y qué nutrientes tienen un mayor efecto en el buen funcionamiento del sistema venoso. Pues bien, la ingesta de proteínas resulta fundamental para este cometido, puesto que favorece el retorno sanguíneo y evita la vasodilatación de las venas.
Por otra parte, algunos estudios han demostrado que cocinar con muchas especias provoca el efecto contrario, es decir, una dilatación de las venas. Lo mismo parece suceder si el individuo se encuentra en un estado de estreñimiento donde hay una acumulación de líquidos que hace aumentar el diámetro de los vasos sanguíneos.
15 – No abuses de la exposición solar
Si en verano eres de los que va a la playa, intenta no exponerte a la radiación solar durante un tiempo prolongado. El sol actúa como vasodilatador dificultando el retorno venoso. De esta manera, al menos una vez cada hora levántate y pasea por la orilla, mójate los pies o date un baño. La clave es mantener la piel hidratada y que no se seque.
16 – Evita el sedentarismo
Si el trabajo o los estudios te empujan hacia un estilo de vida sedentaria debido a que no tienes apenas tiempo libre para hacer tanto ejercicio físico como quisieras, hay una serie de ejercicios y movimientos que deberías considerar si no quieres que tus piernas estén inmóviles durante muchas horas seguidas. Recuerda que el sedentarismo agrava la sensación de piernas pesadas y cargadas.
Una de las ventajas que tienen estos ejercicios es que puedes hacerlos sin dejar de cumplir con tus obligaciones, por ejemplo, mientras estás sentado en tu mesa de trabajo en la oficina o en la biblioteca mientras estudias para tu siguiente examen. Algunos de los más destacados son:
- Caminar sobre talones
- Ponerse de puntillas repetidamente. De pie o sentado.
- Estirar una de las dos piernas y girar el pie en sentido horario y antihorario.
- Movimiento de los dedos de los pies, flexionándolos y estirándolos alternativamente.
- Movimiento de bicicleta desde una posición tumbada. Puedes hacerlo en la cama.
17 – No vistas ropa ajustada
Tanto si corres como si tienes que vestirte para tu día a día, evita a toda costa la ropa ceñida y apretada. Debes vestir holgado, permitiendo que la sangre pueda circular correctamente. En cuanto al calzado, se recomienda un zapato ancho que posibilite la movilidad de los pies. En el caso de los zapatos con tacón, evítalos en la medida de lo posible.
Tratamiento cansancio de piernas: ¿Qué soluciones hay?
¿Has abusado del entrenamiento últimamente y ya te han aparecido los primeros síntomas de piernas cansadas? ¿Has corrido tantos kilómetros que eres incapaz de dar un solo paso porque tienes los gemelos cargados? En estos casos, deberás proceder a un tratamiento para paliar las dolencias. Este dependerá de si se trata de una molestia de tipo agudo o bien de tipo crónico. A continuación te explicamos cómo debes proceder en cada caso.
Para molestias agudas
Cuando el cansancio y la pesadez de piernas es de tipo agudo, suele ser un dolor temporal que desaparece con un tratamiento de corta duración. La mayoría de casos son poco graves y se deben fundamentalmente al sobreentrenamiento y a los malos hábitos en la práctica de running.
Es evidente pues, que antes de iniciar ningún tratamiento, lo primero que se debe corregir es la frecuencia y el ritmo de entrenamiento. Una vez lo hayas hecho, te recomendamos seguir cada una de las pautas preventivas anteriormente expuestas poniendo énfasis en los siguientes dos puntos:
No obstante, existe cierta controversia acerca de la eficacia de las cremas a la hora de tratar las piernas cansadas. Es decir, así como son efectivas para prevenirlas, se duda de sus efectos una vez los síntomas ya han aparecido.
Entonces, acude a tu médico para que valore la utilización de medicamentos flebotónicos, cuya acción terapéutica consiste en mejorar la circulación de la sangre e impedir la dilatación de las venas. Estos fármacos pueden ser de tipo oral o de tipo tópico.
Para molestias crónicas
Si las molestias de las piernas pesadas continúan durante semanas se pasa a hablar de un dolor de tipo crónico. En esta tesitura, el tratamiento anterior no te habrá funcionado y deberás ir al médico de nuevo para que te haga un nuevo diagnóstico. En estos casos que se complican, los antecedentes familiares y los factores genéticos suelen tener un mayor peso.
El médico pasará a determinar si tienes enfermedad varicosa o no, donde hay la presencia de varices. Entonces, y si lo cree conveniente, este te derivará al especialista, que te indicará la solución definitiva. La terapia compresiva (aplicación de presión extrema en diferentes punto de la pierna) y la cirugía vascular (eliminación de las venas dilatadas) suelen ser los tratamientos con mayor porcentaje de curación.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que hasta un 40% de los pacientes con síntomas agudos y crónicos de piernas cansadas cursan la dolencia sin varices visibles.