Antes de que el budismo mahayana entrara en el Tíbet en el siglo VIII gracias al trabajo del Gurú Rimpoché, la religión tradicional del lugar, de corte chamánico, era el bön. Con la expansión budista esta religión decayó rápidamente, aunque con posterioridad fueron creados trescientos monasterios y, poco a poco, volvió a ocupar un lugar importante dentro de la sociedad tibetana.
El masaje con cuencos se atribuye, precisamente, a esta tradición, aunque no puede descartarse que provenga de cultos anteriores. De hecho, existe el masaje tibetano sin cuencos, aunque del que os hablamos hoy, es una variación, procedente de la misma forma a los masajes ayurvédicos.
En esta técnica el sonido cumple un papel fundamental, ya que los cuencos empleados, al ser golpeados o friccionados producen armónicos cuya vibración opera en las distintas regiones del organismo.
Los cuencos tibetanos y el oído humano
El oído humano no puede captar todas las vibraciones que se producen, sino sólo una franja de ellas que se sitúa entre las 1 y 20.000 vibraciones por segundo. Para los sonidos con menos de 1 (infrasonidos) o con más de 20.000 (ultrasonidos) es sordo, aunque algunas personas pueden llegar a tener una franja más amplia.
Sin embargo, aunque el oído no capte estas frecuencias, sí actúan sobre órganos y tejidos que responden vibrando también, por el efecto llamado en física simpatía, con ellas. Los cuencos tibetanos aprovechan esta característica del sonido con fines terapéuticos.
Como son originarios de una época en la cual no se daban explicaciones racionales sino mágicas a los fenómenos, en la construcción de los cuencos se empleaban siete metales relacionados con los siete cuerpos celestes de nuestro sistema planetario:
- Oro para el Sol
- Plata para la Luna
- Mercurio para Mercurio
- Cobre para Venus
- Hierro para Marte
- Estaño para Júpiter
- Plomo para Saturno
La resonancia de los cuencos también modifica el patrón de las ondas cerebrales y eso ha hecho que en Tíbet sean empleados también en la meditación. Facilitan la aparición de estados de conciencia más elevados y, como resultado de ello, se alcanza la paz mental y espiritual a la vez que un mayor equilibrio entre ambos hemisferios cerebrales.
El cerebro, por la acción electroquímica de las neuronas, produce cuatro tipos de ondas y cada una de ellas una frecuencia diferente:
- Ondas beta: Tienen una vibración de 1 a 0 ciclos por segundo y se producen en el hemisferio cerebral izquierdo, caracterizado por el pensamiento analítico y por su vinculación a los sentidos.
- Ondas alfa: Su vibración se ajusta en a 1 ciclos por segundo. Se corresponden con el hemisferio cerebral derecho o hemisferio creativo, como también se le suele llamar. Estas ondas aparecen en los estados de meditación.
- Ondas theta: Tienen una vibración de a ciclos por segundo y se generan en el hemisferio cerebral derecho. Se observan en los estados de sueño, en la fase REM.
- Ondas delta: Su oscilación está entre los 0.2 y los ciclos por segundo. Se producen en el hemisferio cerebral derecho, en la fase de sueño profundo.
Beneficios
En los últimos años se están llevando a cabo terapias vibracionales en el tratamiento de diversas enfermedades.
Mitchel L. Gaynor, director del Departamento de Medicina Oncológica e Integrativa del centro Strangh-Cornell de Nueva York, organismo orientado a la prevención del cáncer, ha empleado los cuencos tibetanos y otras técnicas que involucran el sonido con sus pacientes, logrando un claro éxito en lo que respecta a la destrucción de células cancerosas.
Una vibración saludable y armónica equilibra la que nuestro propio cuerpo produce, disminuyendo bloqueos y brindando una mejor salud tanto en el cuerpo como en la mente o el espíritu. Los cuencos tibetanos producen una agradable calma mental que contribuye al equilibrio de las emociones y, con ellas, a la de todo el organismo.
- Desata tensiones en los músculos y los nervios.
- Ayudan y mejoran el equilibrio entre los dos hemisferios del cerebro.
- Incitan a mejorar aspectos como la creatividad, la intuición o la concentración.
- Incrementa tus niveles de energía.
- Elude y previene problemas de insomnio e hiperactividad.
- Benefician la movilidad física y calma posibles dolores.
- Pueden conseguir el exterminio de células cancerosas y por ende la curación de distintas enfermedades.
Todo lo que necesitamos saber sobre los cuencos tibetanos
Como podéis ver, los beneficios de estos instrumentos son innumerables, a veces resulta sorprendente como un sonido el capaz de conseguir tantos aspectos positivos.
Ya lo dijo el médium Edgar Cayce, que el sonido sería la medicina del futuro, y podemos decir que esto ya está pasando.
Ahora descubramos cómo se utilizan para una correcta sesión de masajes y meditaciones a través de cuencos tibetanos:
Utensilios que necesitamos
Lo esencial en esta forma de masaje son los cuencos. Los hay de diferentes tamaños y cuanto más pequeños son, más agudo es su sonido y viceversa.
También es imprescindible al menos un tipo de baqueta: un cilindro corto con uno de los extremos forrado en fieltro.
Habitualmente se emplea también otra baqueta que tiene en su extremo un disco ancho de fieltro para amortiguar el golpe.
Al golpearlos o frotarlos, producen una nota con sus respectivos armónicos y el terapeuta conoce cuál es la más idónea para cada zona del cuerpo o para cada trastorno. En el caso de los dolores musculares, por ejemplo, se emplea el Sol y cada chakra armoniza, también, con una nota específica de la escala.
Por lo tanto necesitamos:
- Cuencos (diferentes tamaños)
- Una o dos baquetas, con y sin disco de fieltro
Preparación del paciente
Tras una breve conversación en la cual el terapeuta hará las preguntas pertinentes y observará al receptor para conocer los trastornos que pudiera tener, éste se tumbará en el suelo, sobre una colchoneta.
No es conveniente realizar este trabajo sobre una camilla ya que los cuencos deben ser dispuestos alrededor del cuerpo a tratar y éstas no ofrecen espacio para ello. Además, según la reacción del cuerpo ante el sonido de un cuenco, el terapeuta acercará o alejará éste, situándolo en el mismo plano que el cuerpo, cosa que no podría hacer si trabajara sobre una camilla.
Preparación de la habitación
Como en todos los casos, la temperatura deberá ser cálida y confortable. El espacio deberá estar completamente despejado y la luz difusa. Se puede emplear incienso o aromas siempre que se considere conveniente, en cambio se desaconseja el uso de música ya que causaría interferencias con la vibración de los cuencos.
Cómo llevar a cabo una sesión con cuencos tibetanos
Cuando el receptor del masaje se ha tumbado, el masajista vibracional dispone los cuencos que considere convenientes alrededor de su cuerpo o, inclusive, alguno encima. A medida que la sesión transcurre, se producen diferentes tipos de sonido. Cuando el cuenco se golpea con la madera de la baqueta, se obtienen notas más agudas que cuando se emplea la zona cubierta por el fieltro. En ocasiones, también se golpean con los puños.
La otra forma de extraer el sonido consiste en frotar su borde externo con el fieltro. Al principio no se oye nada, pero poco a poco emerge una nota grave y muy profunda.
Tras observar la reacción producida por el sonido, el masajista puede alejar o acercar uno o varios cuencos. En ocasiones, coloca el cuenco sobre el cuerpo del paciente, por ejemplo, en el abdomen, y apoya su mano sobre otra zona (que podría ser el sacro) para percibir los efectos de la vibración.
También se pueden situar sobre los chakras con el fin de abrirlos o estimular su energía. Si lo considera conveniente puede verter dentro del cuenco un poco de agua tibia para cambiar el tono y, a continuación, golpearlo o frotarlo.
Contraindicaciones
Este tipo de masaje no tiene contraindicaciones siempre y cuando la persona que lo imparta esté lo suficientemente preparada y sepa qué tipo de efecto produce cada sonido y a qué órganos afecta.
Efectos secundarios
El masaje con cuencos tibetanos no tiene efectos secundarios negativos. Produce una gran paz interior y eleva el espíritu.
Como podéis comprobar los cuencos tibetanos son un instrumento que emite unas vibraciones que entran en contacto con nuestros órganos, nuestra energía y en general con nuestra espiritualidad, por lo tanto consiguen grandes beneficios como los que hemos visto en el apartado anterior. Para todos aquellos que os haya gustado esta información, ¡imaginaos en una sesión entera!