Durante las dos últimas décadas el número de corredores populares no ha hecho más que incrementar. Salir a correr se ha convertido en un nuevo estilo de vida y en un fenómeno global que ha traspasado todas las fronteras posibles.
Las causas que explican este «boom» en el running son varias, desde un mayor grado de conocimiento de sus métodos y beneficios por el auge de las redes sociales e Internet, hasta la propia esencia del deporte en sí, el cual permite superarse día tras día con objetivos cada vez más ambiciosos.
Ahora bien, precisamente esta ambición acaba siendo una arma de doble filo en la mayoría de casos puesto que muchos corredores cometen auténticas barbaridades como disputar una maratón o una carrera de ultradistancia sin estar lo suficientemente preparados o sin ser conscientes de los riesgos que conlleva someterse a un esfuerzo físico de tal calibre.
Y es que según el VI Estudio de Cinfasalud «Percepción y hábitos de los corredores y corredoras españoles» tres de cada cuatro corredores (75,1%) nunca se ha sometido a una prueba de esfuerzo, un dato que según muchos médicos supone una auténtica temeridad y que podría explicar el aumento de casos por muerte súbita relacionados con la práctica de deporte que se ha observado en los últimos años.
Si nos lees de forma regular, seguro que recuerdas que en Mindfit.club te hemos dicho en más de una ocasión que realizarse una prueba de esfuerzo es muy recomendable si corres y compites habitualmente. Pues bien, hoy ahondaremos un poco más en esta temática con el objetivo de que conozcas por qué es tan importante hacerse la prueba y te explicaremos cuál es su fundamento y qué variables se examinan. ¡Lee hasta el final para no perderte ningún detalle!
¿Qué es una prueba de esfuerzo?
La prueba de esfuerzo se engloba dentro de una revisión médica deportiva general en la que también se incluye:
- Chequeo médico previo: se hace una valoración antroprométrica (peso, masa muscular, porcentaje de grasa), una entrevista personal (preguntas acerca de la tipología de entrenamiento, historia clínica, patologías coronarias en antecedentes familiares…), una valoración ortopédica, etc.
- Espirometría: prueba que analiza la capacidad pulmonar de una persona a partir del aire que puede inspirar y expirar.
- Electrocardiograma: prueba diagnóstica que mide el ritmo cardíaco a través del registro de la actividad eléctrica del corazón. Se suele hacer en reposo y en esfuerzo, por lo que el electrocardiograma también forma parte de la prueba de esfuerzo.
La ergometría suele realizarse en cinta para correr (tapiz rodante) o una bicicleta estática (cicloergómetro), una elección que dependerá de la experiencia deportiva de cada persona y de la valoración del especialista. Por otra parte, es muy importante que haya un profesional presente durante toda la prueba, quien debe hacer un seguimiento continuo y en vivo de todas las variables o detener la actividad cuando sea necesario.
La prueba de esfuerzo y su medición suele hacerse con la utilización del protocolo de Bruce, un programa que consiste en incrementar la velocidad y la pendiente cada 3 minutos. Para que la prueba sea válida, la persona debe correr o pedalear intentando llegar al máximo esfuerzo posible, o lo que es lo mismo, hasta que no pueda más por agotamiento.
Asimismo, durante todo el transcurso de la prueba, la persona está conectada a una serie de electrodos para llevar a cabo un electrocardiograma, el cual proporciona al médico toda la información necesaria acerca de cómo incrementa la frecuencia cardíaca durante el esfuerzo o de si tiene lugar algún tipo de arritmia.
Por último, tras acabar de correr o pedalear, el médico seguirá midiéndote la presión y la frecuencia cardíaca hasta que sus valores vuelvan a la normalidad.
¿Por qué es necesaria la ergometría en corredores?
Como decíamos al principio del artículo, 3 de cada 4 runners nunca se han hecho una prueba de esfuerzo deportiva. Las causas que explican este dato pueden ser muchas, desde la no obligatoriedad de presentar un certificado médico para competir hasta por el mero hecho de estar obligados a hacer un gran desembolso para llevarla a cabo.
No obstante, uno de los grandes motivos por el cual muchos corredores y/o deportistas no profesionales nunca han acudido a consulta médica para realizarse este tipo de test se explicaría por el gran grado de desconocimiento acerca de la utilidad de la prueba y de sus beneficios. Y es que llegados a este punto es hora de preguntarse: ¿para qué sirve la prueba de esfuerzo?
Seguridad y prevención de enfermedades coronarias
Sin duda alguna, el principal objetivo de una prueba de esfuerzo es evaluar el estado de salud del deportista, en especial del sistema cardiovascular. Y es que durante un ejercicio intenso el corazón bombea más rápido de lo habitual, situación donde se pueden revelar ciertos problemas coronarios que no podrían ser detectados en estado de reposo, tales como arritmias o ciertas cardiopatías.
El diagnóstico suele ser bastante preciso, pero nunca será 100% fiable. Es importante que lo tengas en cuenta. Un electrocardiograma normal no libra a la persona de presentar algún problema cardíaco. Pero insistimos, los resultados tienden a ser bastante representativos y te permitirán salir a correr y hacer cualquier otro deporte con la tranquilidad de que todo funciona correctamente.
Seguimiento de problemas cardíacos
Todas aquellas personas que hayan sido diagnosticadas con anterioridad de una afección en el corazón necesitan un control y una revaluación del estado de su sistema cardiovascular con el fin de averiguar posibles nuevas anomalías y comprobar si el tratamiento está funcionando. En los casos más graves, la prueba de esfuerzo puede ayudar al médico a determinar cuál es el mejor momento para realizar una posible intervención.
Evaluación de la condición física para adaptar el entreno
Algunos de los valores analizados en la prueba (consumo máximo de oxígeno, frecuencia cardíaca máxima, umbrales…) son indicadores del estado de forma del corredor. Es decir, que si vas a prepararte para una carrera importante y deseas conocer cuáles son tus límites, estos valores te mostrarán si tu condición física cardiovascular es la adecuada o no y si debes modificar algunas pautas en tus entrenamientos.
Por ejemplo, un bajo umbral anaeróbico indica que tus músculos se agotan rápidamente y que necesitas incrementar los entrenamientos de alta intensidad para mejorarlo. Por otra parte, el conjunto de estos valores también son de gran utilidad a la hora elegir el ritmo de competición más adecuado, puesto que se debe adaptar la intensidad al rendimiento cardiovascular individual.
Preguntas previas antes de realizarse una ergometría
Antes de acudir al especialista para realizarte la prueba de esfuerzo debes plantearte una serie de cuestiones dado que no todas las personas necesitan el mismo tipo de revisión. En este sentido, es importante que consideres aspectos como el centro donde hacértela, el precio a pagar o qué pruebas debe incluir el examen médico según cuáles sean tus objetivos al practicar deporte. Vamos a intentar aclararlo:
¿Cada cuánto tiempo es recomendable?
Teniendo en cuenta que el running es un deporte de resistencia y que implica un gran esfuerzo para el corazón, cualquier persona que corra de forma más o menos habitual debería someterse a un examen médico exhaustivo que incluya una ergometría una vez cada dos años como mínimo (de 16 a 30 años) o preferiblemente una vez al año (a partir de los 30-35 años), rango de edad en el que el riesgo por cardiopatías incrementa de forma significativa.
Por otro lado, las personas sedentarias que se hayan iniciado al running recientemente y/o que tengan poca experiencia deportiva también deberían hacerse la ergometría antes de empezar un plan de entrenamiento para comprobar que todo está bien.
Asimismo, si ha pasado menos de un año desde la última vez que te sometiste a la prueba de esfuerzo pero tienes ciertos síntomas al correr o hacer ejercicio físico – pulso muy elevado, palpitaciones, mareos o agotamiento excesivo – te recomendamos que acudas a tu médico para que valore si es necesario realizar algún tipo de examen o prueba.
¿Con gases o sin gases?
Uno de los grandes dilemas entre aquellos que acuden a consulta es saber si es mejor realizarse la prueba de esfuerzo con gases o sin gases. Mientras que algunos especialistas defienden que la ergometría sin gases puede ser insuficiente si la persona tiene un nivel de actividad física alto o moderado, otros afirman que incluir los gases no siempre es indispensable. Lo analizamos a continuación:
La prueba de esfuerzo sin gases o indirecta consiste en realizar una valoración cardiorrespiratoria completa, es decir, se recoge información del funcionamiento del corazón tanto en esfuerzo como en recuperación. Con los datos obtenidos, el médico podrá detectar posibles alteraciones cardíacas (arritmias, cardiopatía isquémica, hipertensión…) o malformaciones congénitas que puedan poner en riesgo la vida del corredor.
Por lo tanto, la ergometría indirecta es una prueba que se hace con el objetivo de diagnosticar las principales causas de muerte súbita en corredores y otros deportistas. A priori pues, si se tiene en cuenta que este tipo de protocolo sirve para descartar cualquier problema cardíaco, la realización de este debería ser más que suficiente para que la persona pueda correr y competir tranquilamente.
En el otro lado de la ecuación nos encontramos con la prueba de esfuerzo con gases o directa, la cual proporciona también toda la información cardíaca del protocolo sin gases pero añadiendo una serie de parámetros cardiorespiratorios y fisiológicos a partir del análisis de los gases generados por el corredor (O2 y CO2). Entre los parámetros analizados se encuentran la VO2 Max y los famosos umbrales aeróbicos y anacrónicos.
No obstante, huelga decir que estos gases no dan ninguna información adicional sobre posibles anomalías cardíacas y que, por esta razón, este tipo de prueba está más enfocada para corredores que buscan un nivel muy competitivo y necesitan monitorizar y ajustar sus entrenamientos para sacar el máximo rendimiento posible.
Otra alternativa es la prueba de esfuerzo con isótopos, que consiste en suministrar al sujeto una sustancia radioactiva – como el talio o el sestamibi – durante el transcurso del test. Este tipo de examen es prácticamente igual a la ergometría convencional pero con la diferencia de que se pueden ver imágenes del corazón y ver si hay músculo dañado o muerto.
¿Qué precios tiene la prueba?
En una prueba de esfuerzo el precio dependerá básicamente de que se haga con gases o sin gases. No te vamos a engañar, no es un examen barato. Para conseguir el mejor precio, te recomendamos que consultes en diferentes centros y que valores las diferentes ofertas, ya que pueden haber diferencias de hasta 30-50 euros para los mismos servicios.
En cuanto a la opción de hacerse la prueba de esfuerzo en la seguridad social, hay que tener en cuenta que la medicina deportiva no está incluida en la sanidad pública (al menos en España). Sin embargo, sí que existen ciertos centros sanitarios especializados en deporte que son gestionados por autoridades municipales o regionales y que ofrecen la realización de este tipo de pruebas a un precio más económico, entre los 30 y los 70 euros aproximadamente.
Parámetros analizados en una prueba de esfuerzo
Presión arterial
La presión arterial es un valor que indica cuál es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. La presión máxima o sistólica se obtiene cuando el corazón se contrae, mientras que la presión mínima o diastólica cuando se relaja. Los valores normales varían entre 90 y 130 de presión máxima y 60 y 80 de mínima.
La presión arterial se mide antes, durante y después del esfuerzo. Lo ideal es que en una ergometría la presión no suba en exceso en el momento de máximo esfuerzo y que sus valores no tarden mucho en volver al estado de reposo una vez finalizada la prueba. Con estos datos, el médico puede evaluar si el corredor o deportista sufre de hipertensión, una afectación que obligaría a modificar ciertas pautas del entrenamiento.
Actividad eléctrica del corazón
El electrocardiograma (ECG) se encarga de registrar toda la actividad eléctrica del corazón durante el esfuerzo. De este modo, se determina a qué velocidad late el corazón para detectar posibles fallos de frecuencia y/o regularidad. Normalmente, el electrocardiograma no se altera durante el ejercicio, a excepción de los cambios asociados al aumento de la frecuencia y de las ligeras variaciones de las ondas.
Los valores normales de un ECG se sitúan entre 60 y 80 pulsaciones por minuto (ppm) en estado de reposo. En cuanto a la frecuencia cardiaca máxima (FCM), el valor resultante no debería superar lo establecido en la siguiente fórmula: 220 ppm menos la edad. Asimismo, la relación entre la frecuencia cardíaca y la intensidad del esfuerzo debería ser prácticamente lineal, salvo la zona más próxima al esfuerzo máximo.
VO2Max
El V02Max es una variable que representa la capacidad máxima de oxígeno que el organismo puede absorber, transportar y metabolizar durante 1 minuto. Para que nos entendamos, la VO2 Max expresa el tope de rendimiento aeróbico, es decir, la cantidad máxima de energía por minuto que los músculos pueden obtener utilizando el oxígeno como combustible.
Se estima que entre el 75-85% del valor de V02Max de una persona viene determinado genéticamente, mientras que el 15-20% restante – existen muchas discrepancias entre los expertos – se puede mejorar a través del entrenamiento, sobre todo a partir de sesiones de resistencia que favorecen un mejor flujo sanguíneo y un mayor transporte de oxígeno.
El VO2Max se calcula en mililitros de oxígeno por cada kilogramo de peso corporal por minuto. Los valores recomendados para la población general con un nivel de actividad física normal se encuentran entre los 40 y 60 ml/kg/min. En los atletas de élite, estos valores puede irse incluso hasta los 70-80 ml/kg/min.
Umbral aeróbico o ventilatorio (VT1)
El umbral aeróbico es un parámetro que indica la capacidad que tiene una persona para mantener la intensidad de ejercicio durante un periodo de tiempo determinado. Una persona que se ejercita por debajo de su umbral aeróbico, no sacará ningún beneficio de sus entrenamientos. Por este motivo pues, conocer este umbral es fundamental para adaptar el entrenamiento y saber a qué intensidad se debe hacer ejercicio.
A modo simplista podríamos decir que el organismo utiliza el metabolismo aeróbico (con oxígeno) hasta llegar al umbral aeróbico, momento en que se empieza a recurrir al ácido láctico para obtener un plus de energía. No obstante, si la intensidad no incrementa el sistema aeróbico sigue predominando porque el cuerpo tiene una gran reserva de ácidos grasos y el ácido láctico puede ser eliminado por la respiración.
El umbral aeróbico se obtiene en las primeras fases de la ergometría, cuando la intensidad del ejercicio es baja y moderada. El nivel de consumo de oxígeno y la frecuencia cardíaca proporcionan toda la información necesaria para su cálculo. Los valores referencia son aquellos que se encuentran entre el 50 y el 60% de la Vo2Max y en torno al 60-70% de la frecuencia cardíaca máxima.
Umbral anaeróbico o ventilatorio (VT2)
El umbral anaeróbico informa acerca de la capacidad que tiene el organismo para resistir un ejercicio de alta intensidad. Dicho de otra forma, el umbral anaeróbico o VT2 es el momento en que se deja de obtener energía mediante metabolismo aeróbico para dar paso a un metabolismo anaeróbico. Como resultado se genera una gran cantidad de ácido láctico que el organismo no es capaz de reciclar, por lo que los músculos se quedan sin energía.
El valor del umbral aeróbico se obtiene cuando la intensidad del ejercicio implica un incremento de las pulsaciones hasta el 80-85% de la frecuencia cardíaca máxima, que suele producirse en los últimos minutos de la prueba de esfuerzo, cuando la persona está cerca del agotamiento. Normalmente, el VT2 resultante representa un 80% de la VO2Max.
Mets
El MET es un índice metabólico que mide el consumo de oxígeno y el correspondiente gasto energético de una persona para mantener sus funciones vitales. Para su cálculo, se toman como referencia los mililitros de oxígeno utilizados por cada kilogramo de peso corporal por minuto (ml/kg/min), siendo 1 MET igual a 3,5 ml de O2/kg/min.
Por lo tanto, los valores mets en una ergometría sirven para ver qué consumo de oxígeno tiene el organismo cuando se somete a un esfuerzo. Eso sí, a diferencia de la VO2Max no es un valor para predecir solamente el rendimiento aeróbico, sino que también sirve para ver cuánta energía necesita el cuerpo para ejercer sus funciones esenciales cuando se somete a un ejercicio físico intenso.
Otros valores
- VE o ventilación pulmonar: indica el volumen de aire ventilado por minuto (l/min). Aproximadamente, una persona sana que hace ejercicio ventila entre 120 y 150 litros de oxígeno por minuto. Los deportistas de élite pueden irse hasta más allá de los 200 l/min.
- VC02 o producción de dióxido de carbono: muestra el volumen de dióxido de carbono que se produce en el ejercicio (ml/min). Cuanta más alta es la intensidad y más ácido láctico se produce más alto es el VCO2.
- PET O2: mide la presión final del oxígeno (mmHg). En una situación de máximo esfuerzo, como la que se da en la ergometría, la presión presenta unos valores entre 85 y 104 mmHG. Mediciones superiores indican hiperventilación.
- PET CO2: representa la presión final de dióxido de carbono. Si baja la PET O2 y sube la PET CO2 significa que la ventilación es más eficiente.
- Cociente respiratorio o RQ: Es la relación que hay entre el volumen de CO2 y el volumen de O2. Durante la realización de la ergometría determina la utilización de las grasas y la degradación anaerobia de los glúcidos. Los valores recomendados en máximo esfuerzo deben situarse entre 1,10-1,20.
- Intensidad: se trata de la velocidad en que se realiza la prueba, normalmente en km/h. En el caso de realiza la ergometría con cicloergómetro se mide la potencia en patios (W).
Resultado y lectura final de la prueba
Una vez finalizada la prueba, el médico recopilará todos los datos obtenidos y elaborará el correspondiente informe, el cual debe plasmar el estado funcional del deportista para saber si es apto o no para la realización de ejercicio físico. En este sentido, se debe evitar a toda costa hacer valoraciones como «ergometría positiva» o «ergometría negativa», puesto que puede resultar demasiado reduccionista y no tener en cuenta los diferentes parámetros analizados.
La manera correcta de valorar una prueba de esfuerzo deportiva es estableciendo la normalidad o no del test y el nivel de capacidad funcional al cual se ha llegado. Para ello, la interpretación de los datos obtenidos debe hacerse desde dos enfoques diferentes, pero complementarios entre ellos: según el nivel de respuesta del sistema cardiovascular y como valoración funcional.
En relación a la respuesta del sistema cardiovascular se analizan principalmente los datos de tres parámetros: frecuencia cardíaca, presión arterial durante el esfuerzo y electrocardiograma en esfuerzo. Una vez valorados conjuntamente, el médico o especialista tendrá información sobre el estado del sistema cardiovascular de forma global y de las adaptaciones de este al esfuerzo.
Por lo que respeta a la valoración funcional, esta sirve para proporcionar una idea general sobre el rendimiento del deportista y obtener los datos necesarios para poder modificar y controlar las pautas de entrenamiento. El médico utilizará fundamentalmente los datos de consumo máximo de oxígeno (VO2Max) y los umbrales (aeróbico y anaeróbico).
Todos estos datos y sus interpretaciones, así como la conclusión final de la prueba deben constar en un informe médico final, el cual suele ser entregado a los pocos minutos de finalizar la prueba. Estos son los datos que debe contener:
- Historial clínico del sujeto
- Motivo por el cual se realiza el test
- Protocolo utilizado (con gases o sin gases, otras derivaciones)
- Interrupciones de la prueba
- Incidencias (síntomas adversos o arrítmias)
- Duración de la prueba
- Frecuencia cardíaca alcanzada
- Evolución de la presión arterial
- Valoración del electrocardiograma de esfuerzo
- Análisis de gases (no necesario en la ergometría sin gases)
¿En qué otras modalidades deportivas se recomienda la realización de una ergometría?
El atletismo no es el único deporte que precisa de la realización de una prueba de esfuerzo. Prácticamente en todos los deportes profesionales hay un examen médico anual que incluye este tipo de test. No obstante, esta práctica no está tan extendida a nivel amateur y aficionado.
Esto es especialmente crítico en los deportes de resistencia, los cuales requieren de un gran esfuerzo del corazón y el sistema cardiovascular en general. A continuación, te dejamos con una pequeña lista de deportes o modalidades deportivas en las que se recomienda someterse a una ergometría: